Y todavía asimilándolo dio un brinco y salió de la cama, no controlaba las piernas.
Fue al baño y se dio un topetazo con la pared.
-Uf que dolor, ¡maldito caparazón!
Gregorio siguió intentando ir al baño para asesarse.
-Que mal huelo, ¿esto es barro?
Y se metió en la ducha lo mas rápido que pudo.
-Tengo que ir a la reunión tengo que ir a la reunión.- Pensaba Gregorio.
Cuando acabó su ''magnífica'' ducha, se dijo a si mismo.
-Me tengo que quitar este caparazón.
Y tras media hora y una pata rota, consiguió quitarse el caparazón. Gregorio hecho un Cristo pensaba.
-Me parezco a uno de esos monigotes que dibuja mi hijo para la asignatura de Educación Física.
Con lo cual se puso una camiseta y un pantalón de cuando era chico y el peluquín de su padre.
-Por fin, ¡a la reunión! Pero antes tengo que llevar a mi hijo al colegio.
El pobre Gregorio-escarabajo fue a coger el coche al garaje para llevar al hijo al colegio.
-Papá estás muy raro hoy, ¿que te pasa?- Dijo el hijo.
-Nada hijo no me pasa nada, es que ayer comería algo que me sentaría mal.-Dijo Gregorio.
-Venga hijo que ya hemos llegado, vete ya que vas a llegar tarde.
Gregorio siguió hacia su objetivo de llegar a la reunión. Quedaba una rotonda para llegar y...
-Carambolas, ¡la reunión era mañana!
¡Que raro está mi padre hoy!
No hay comentarios:
Publicar un comentario